LAS PLAYAS VÍRGENES DEL BALNEARIO MARÍTIMO DE CHIPIONA
A los baños terapéuticos y a la bonanza climática en la estación seca, valores con los que se inicia el turismo nacional en la localidad a comienzos del siglo XX, Chipiona añade la virginidad urbanística de gran parte de su litoral. Incentivo del turismo de sol y playa que alejado de la masificación veraniega, es posible encontrar en sus playas vírgenes del norte, las playas estuarinas de la embocadura del Guadalquivir, como en las más conocidas playas vírgenes del sur. En este tramo sureño, el litoral que llega hasta la propia población de Rota, se presentan 12 km de playas vírgenes con algunos lugares urbanizados, como en la Playa de las Tres Piedras y la Urbanización Costa Ballena. Tales son la Playa de Camarón, Playa de la Laguna, Playa de las Tres Piedras, Playa de la Ballena, y continuar hacia Rota con la Playa de Faro Blanco, Playa de Pegines y Playa de Punta Candor.
Se trata de un medio natural donde alternan litorales de taludes y bancales arcillosos junto a costas más deprimidas flanqueadas por cordones litorales de dunas, en las playas de Camarón, de la Laguna y de Punta Candor en Rota. Aunque dominan las playas arenosas, las rocosas también están presentes y son entonces las playas colonizadas por las pesquerías de corrales castellanos más antiguos. Son así los casos de la Pesquería de Cuba, en la Playa de la Laguna, donde se inician los corrales castellanos en las primeras décadas del siglo XIV, o la posterior Pesquería de Punta Candor en Rota, declarada Monumento Natural. Son estas pesquerías las manifestaciones culturales principales de estas playas. Aunque queda algún testimonio, ya hace décadas que estas playas fueron desocupadas de los fortines instalados por el régimen de Franco ante el temor de una invasión bélica por mar durante la II Guerra Mundial.
Estas playas vírgenes son sin duda un exponente de la potencial oferta turística del balneario marítimo de Chipiona. Sirvan como oportuno ejemplo de este pendón turístico de la localidad, ya que el turismo de verano es la más destacada seña de identidad de la Chipiona contemporánea, aunque no es ni mucho menos su principal sector económico, que sigue siendo indiscutiblemente la agroindustria. El turismo en Chipiona tiene una historia centenaria y el balance es rico en las enseñanzas comunes libradas en el resto del país. El mero veraneo de baños de mar y de sol, con una bienvenida población de nuevos residentes, como foco de nuestro turismo, no representa más que un aprovechamiento turístico básico y restringido de la playa y de Chipiona. El interés limitado a este mercado turístico básico, mantiene sin rendimiento socioeconómico a la generalidad de la base de recursos turísticos de la localidad, de los que sin duda participa la propia playa como medio protagonista. Pues la playa y el litoral tienen otros valores que no están presentes en nuestro turismo más que como, a lo sumo, valores testimoniales y suplementarios. Valores paisajísticos, culturales e históricos, y también terapéuticos de sus baños yodados, que son todos ellos de primera importancia nacional, por más que los pesqueros, deportivos y naturistas son frentes pendientes de desarrollo. En este sentido, la categorización turística de las playas conforme estas calidades que son sus vetas de riqueza, permite tomar plena conciencia del potencial de nuestros recursos.
Chipiona es un lugar del mar con historia, con una playa toda ella un spa de aguas ricas en sales yodadas, de lo que es exponente nacional el Sanatorio Marítimo de Santa Clara. Con playas urbanas y vírgenes, playas arenosas de ensenadas para baños nobles y playas rocosas paisajísticas, con un rico arrecife submarino inexplorado, que además son playas fósiles cuaternarias, un verdadero museo geológico del mar y un paisaje intermareal exclusivo para el disfrute de la vista. Con insólitas pesquerías de corrales que son monumentos excepcionales y escuelas de las ciencias del mar, de ecología y ambientalismo, además de muelles de vino, de canteras de moleras romanas y un largo etcétera de géneros de patrimonio de significación colectiva. Playas históricas monumentales como la Playa de Regla, pues son protagonistas del país el Faro, el Sanatorio, e incluso de la hispanidad el Santuario de Regla, que en justicia histórica le da merecido nombre a la playa. No son sólo los preciados baños de mar y sol lo que puede ofrecer Chipiona, pero para tener estas otras expectativas hay que reconocer la base de recursos disponible, valorar sus fortalezas y cultivarlas. Los Seminarios Reglenses se extienden a la iniciativa promocional de estas importantes riquezas patrimoniales por explorar en la localidad, donde el Santuario de Regla es sin duda una perla, cuyo cultivo siempre regala nuevos destellos.
A. R. M.
Chipiona Lugar de Memoria