La gran Llave de la Mazmorra, es la mayor y más pesada de entre las llaves antiguas del mundo que llegan a nuestro conocimiento. Con más de medio metro de larga y dos kilos y medio de peso, es ceremoniosa donde fuere. Y contiene por más una gran dimensión histórica, debido a la propia ceremonia que por sí misma confiere. Con este nombre propio ha llegado hasta nuestros días, desde que el gran cronista del convento agustino del Siglo de Oro, Fray Diego de Carmona y Bohórquez, la refiera como parte del “Milagro de la Mazmorra”, milagro medieval de “La Morenita” fechado a finales del siglo XIV. Alude el relato del milagro que la llave pertenecía a una mazmorra musulmana sita en Granada, donde estaba prisionero un lugareño de la vecina población de Rota, consistiendo el milagro en la aparición dando “la Virgen de Regla de su mano una llave a un cristiano”, por lo que el roteño una vez libre llevó como ofrenda la llave a la Virgen, razón por la cual se conservaría en el convento. Con la venia del portentoso porte de la llave, entró a formar parte del legado de culto a la Virgen de Regla como “Llave del Cielo”, procesionándose de antiguo junto a la Virgen en sus fiestas patronales.

La llave no es en absoluto propia de ninguna mazmorra, pues ni siquiera poseían llaves estas prisiones de la época, ni responde tampoco su soberbia factura de férreo forjado a una llave utilitaria en cualquier sentido. Y aún siendo indiscutiblemente una llave andalusí, es formalmente anterior a las llaves árabes conocidas que son todas ellas tardías, almohades y nazaríes. El ojo o pomo de nuestra llave es esférico (bicónico truncado), no como los pomos discoidales que caracterizan estas llaves árabes recientes, donde destaca la llave almohade de la Catedral de Sevilla. Sería por tanto una llave anterior, previsiblemente al menos almorávide del siglo XII, distante del contexto histórico nazarí que recrea el milagro. Será por tanto en este sentido la llave árabe más antigua conocida por el momento en nuestro país.

Esta hipérbole de llave la aleja de toda practicidad utilitaria de función común, independientemente de que para abrir una cerradura tan importante como le correspondiera también estuviera predispuesta. Su factura grandilocuente queda referirla a una estricta llave ceremonial o representativa, característica del simbolismo de las llaves medievales de las ciudades y fortalezas, como fue este lugar del “castillo mahometano” del Ribat de Las Mezquitas. Es por ello que con esta caracterización de excelencia, la llave no encuentra su contexto de significación en el relato del milagro, pero sí en el propio convento reglense donde se encuentra hoy día la llave, convento fundado en la reocupación de dicho “castillo mahometano” que fue el Ribat de Las Mezquitas, donde previsiblemente la encontraron los nuevos canónigos residentes al rehabilitar el ruinoso edificio.

Las excavaciones arqueológicas realizadas recientemente en el almonastir, sito en la Plaza del Humilladero, muestran que el lugar experimentó un súbito abandono por una circunstancia externa, imprevista y alarmante venida del mar, que indujo a una repentina huida de los morabitos, y que consecuentemente, dejó tras de sí todo el ajuar material en la situación y el estado de uso en el que se encontraba en ese preciso momento. Circunstancia realmente adversa, como podría corresponder fehacientemente al acontecimiento mayor del conflicto bélico en ciernes, que fue la toma de este antepuerto de la Sevilla almohade por la flota cántabro castellana, durante la conquista de la medina por el mar un día del verano de 1247. Este contexto arqueológico enriquecido propio de un acontecimiento de abandono bélico, es el contexto apropiado para comprender cómo la Llave de Las Mezquitas quedó igualmente abandonada en el Ribat. Y que encontrada entre los derrubios con tan ceremoniosa presencia que tiene, corriera la suerte milagrosa en correspondencia, de quedar adscrita al legado cultual de la Virgen de Regla, como puede observarse en el Museo Franciscano donde actualmente se encuentra expuesta a los visitantes.

La Llave de Las Mezquitas, La llave de la Mazmorra, la Llave del Cielo, contiene una explícita historia del cielo, pues ha estado presta para abrir todos los cielos que ha forjado su civilizada razón de ser, el magma del ritual religioso, donde se encuentra realmente todo el sentido pragmático de su existencia histórica.

A. R. M.
Chipiona Lugar de Memoria