PRESENTACIÓN

En la historiografía está contenida la naturaleza del conocimiento, pues tanto la selección de las problemáticas planteadas como la heurística cognitiva de las mismas, son coordenadas historiográficas. Como historia del saber, la historiografía es fruto y semilla del pensamiento general de cada época, y trasciende de las propias disciplinas humanísticas, para hablarnos del mundo de sentido que es el contexto histórico donde el saber se realiza. Su diversidad y el debate como caldo de cultivo de su existencia, procuran el avenamiento de los discursos de estar en el mundo que la constituyen. Las corrientes del pensamiento humanístico nutren toda avenida del saber, y más pronto que tarde, todas las regiones del conocimiento, como estos estudios monásticos y de religión que nos ocupan, han sido regadas con las derivas del sentido que traen los tiempos.

Las tendencias del pensamiento que constituyen la historiografía de cada disciplina, también determinan las propias concepciones historiográficas, para dar lugar a distintas historias de la disciplina.

Razón por lo que trascienden historiografías historicistas y marxistas, como también positivistas y culturalistas, modernistas y posmodernas, con lo que el pensamiento humanístico expande la riqueza de sus manifestaciones. 

El planteamiento historiográfico está hoy día inseminado en todas las disciplinas. Es un fecundo depósito de los fundamentos ontológicos y epistemológicos de los estudios humanísticos en general, un laboratorio de excelencia para el descubrimiento del nuevo conocimiento. Y por ello el taller mejor equipado para el aprendiz de la investigación humanística. Donde el estudiante encuentra el gimnasio apropiado para ejercitar el pensamiento crítico y lateral, surtidor del conocimiento por venir. Historiografía donde la nueva historia española se fundó en las pasadas décadas finiseculares, para dejarla incorporada como una seña maestra de su identidad. Por lo que los nuevos estudios de religión, han extendido el interés más allá del terreno acotado por el historicismo eclesiástico, para ser fecunda colonia del pensamiento humanístico contemporáneo.

La historiografía nos pone de manifiesto la naturaleza histórica, antropológica y filosófica de la religión, y la concibe como cultura madre de la metamorfosis civilizatoria. Este observatorio disciplinario de los estudios monásticos y de religión, es frecuentado otero de las distintas tendencias de la investigación humanística, y son por ello un área disciplinaria actualizada. De manera que todas las corrientes del pensamiento humanístico occidental y más allá, del historicismo al materialismo, del estructuralismo y del postestructuralismo, de la modernidad toda ella, como del culturalismo posmoderno, han sido y están convocadas por este centro neurálgico de la cultura que es la religión. Es así que la religión y su monástica son una materia magmática de las Humanidades y por ello, un foco privilegiado de interés historiográfíco.

Porque, además, se trata de una arena de estudio donde la lidia, científica y hermenéutica, es un reto permanente contra el diverso horizonte de extrañamiento que entraña la religión, como toda aproximación a un ritual autígeno que nos constituye como cultura. Una puesta a prueba de todo el pensamiento disciplinario es la religión, razón por la que también ha sido oportunamente evadida, banalizada o reformulada, a efecto de no retener la empresa por excelencia la ciencia. 

Los estudios monásticos y de religión han sido así tanto objeto de culto exegético, como objeto señalado de exclusión. Pero la explicación científica en humanidades que ha soslayado el hándicap racionalista del ritual, sólo ha encontrado a cambio trivialidades causales, antes que una comprensión de las motivaciones culturales que sustancian el acontecer, y realizan verdaderamente los acontecimientos históricos. Pues la religión siempre está presente, como tal discurso primero del lenguaje, del verbo que se realiza, y su precariedad discursiva conduce inevitablemente al silencio declamatorio del sinsentido de las explicaciones históricas sociales, políticas y económicas. Una presencia velada de la religión, que es indicial y sintomática de la racionalidad que nos embarga, es un avatar historiográfico común en su estudio, por más que un incentivo intelectual para su abordaje, a resultas de un saber con sentido histórico.

La Historiografía de los Estudios Monásticos, nos permite un planteamiento de conjunto más allá de los cotos convencionales de las tradiciones de escuela, principalmente las épocas históricas. La conjunción religiosa cristiana e islámica y el curso de larga duración histórica que nos conciernen en este seminario, representan un planteamiento temático a lo largo y a lo ancho de nuestra experiencia cultural. Estudio de gran calado que obviamente sostiene un discurso historiográfico enriquecido, que es de una o otra manera del mayor rendimiento para nuestros objetivos académicos.

Por un lado, el encuentro entre los estudios de religión cristiana e islámica, plantea siempre una arena de interés mutuo que aporta una rica cosecha interdisciplinaria, de provecho histórico, antropológico y filosófico. La historiografía nos muestra que esta riqueza cultural de interreligiosidad queda siempre pendiente de una mayor atención.

Por otro lado, el planteamiento de los distintos contextos de religiosidad monástica que jalonan nuestra historia, proporcionan una visión global del decurso histórico de la vida monástica en el mediodía del país. Una parada técnica en cada hito, tiempos del monacato que son punto de llegada y de partida, permite hacernos cargo de las estaciones del proceso histórico como un único tejido, antes que como compartimentos estancos disociados por épocas históricas.

En este último sentido, el seminario La Historiografía de los Estudios Monásticos  es una convocatoria de estas tradiciones de escuela de toda la academia del país, con el consiguiente beneficio mutuo en perspectivas y planteamientos. Habida cuenta de que más allá de las diferencias temporales, nos une el cemento de un mismo género del saber y en la puesta en común, toda aproximación histórica concreta encuentra una importante veta de competencia.